JOSE FRANCISCO PEÑA GOMEZ
1937-1998
Nació el día seis (06) de Maro del 1937, en Loma del Flaco, Guayacanes, Provincia de Mao, un lugar donde según su biógrafo el periodista Osvaldo Santana: “No ha llegado la depredación y el bosque conserva su virtud natural”.
El origen de Peña Gómez está vinculado a la matanza de haitianos ordenada por Trujillo en el año 1936. Fueron sus padres, María Marcelino y Oguís Vicent, quienes en su huída del holocausto trujillista lo perdieron junto a su hermano Domingo. Peña y su hermano estuvieron al cuidado de varias personas durante su niñez. Francisca León y María Petronila Matías, dos campesinos pobres, los adoptaron, por la precariedad, Peña fue cedido a doña América Torres, residente en el pueblo de Mao y Domingo a una señora identificada como Dominga Brea, Residiendo en Mao y producto de su brillante desempeño en la escuela, el niño José Francisco se vincula a la familia de doña lolita Bogaert, que le brinda apoyo.
En su niñez y adolescencia desempeña variados oficios para ganarse la vida y costear sus estudios, labora desde limpiabotas hasta dependiente de pulpería. En ese trajín el joven Peña, en busca de nuevos horizontes, resuelve trasladarse a Santiago y más adelante a la capital. “Cuando vine a Santiago me puse de noche en una escuela. Después de hacer el quinto curso, compre libros para estudiar y entonces lo hago por mi cuenta porque no pude volver a la escuela. Me quedé leyendo por mi cuenta”, relató en una ocasión. En 1955, vine para acá (“Santo Domingo”).
Peña Gómez, según su confesión, llegó a Santo Domingo sobre la “cama” de un camión por carecer de dinero. Tenía 18 años para ese entonces. Consigue su primer trabajo de maestro en el Instituto Preparatorio de niños en San Cristóbal. Posteriormente al matricularse, en la Universidad, consigue trabajo como locutor en “La Voz Dominicana”, habiendo pasado el examen de la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía, se convierte en el locutor 202.
Su Inicio en la Política
En 1961, a raíz de la muerte de Trujillo, inicia su carrera política, se afilia en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), cuyos dirigentes fundadores retomaron de exilio y le toca organizar el primer gran mitin del Partido Revolucionario que hubo en la República Dominicana después de la dictadura. –Yo vine de San Cristóbal, abandoné mi cargo de Maestro y me afilié al PRD. Fue Ramón Castillo quien me recibió y dijo: “Yo tengo un ojo clínico y éste va a ser uno de los líderes del Partido”. Me llevó donde Ángel Miolán, me inscribieron, yo les dije que era locutor y entonces decidieron encargarme de la propaganda y me confiaron organizar la gran manifestación del 16 de Julio- recordó luego.
En 1961, a raíz de la muerte de Trujillo, inicia su carrera política, se afilia en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), cuyos dirigentes fundadores retomaron de exilio y le toca organizar el primer gran mitin del Partido Revolucionario que hubo en la República Dominicana después de la dictadura. –Yo vine de San Cristóbal, abandoné mi cargo de Maestro y me afilié al PRD. Fue Ramón Castillo quien me recibió y dijo: “Yo tengo un ojo clínico y éste va a ser uno de los líderes del Partido”. Me llevó donde Ángel Miolán, me inscribieron, yo les dije que era locutor y entonces decidieron encargarme de la propaganda y me confiaron organizar la gran manifestación del 16 de Julio- recordó luego.
Verdaderas pruebas, en e terreno político, esperaban al joven dirigente. La primera con el llamamiento popular en respaldo de la Revolución Constitucionalista que derrocó al régimen del Triunvirato y la segunda con la salida de Bosch, del PRD, en 1973 y tuvo que asumir la dirección del partido blanco. Con la fuerza adquirida, en el período que se resume en los Doce Años del Presidente Joaquín Balaguer, Peña Gómez logra una meta que se creía imposible: desplazar del poder al Dr. Balaguer.
Una avalancha de votos y el deseo de cambio de la mayoría de la población hizo posible el milagro, en 1978, con la asunción del hacendado Antonio Guzmán Fernández, quien tendría un final trágico cuarenta días antes de concluir su mandato de cuatro años, para ser relevado por el Dr. Salvador Jorge Blanco.
La práctica política retrata a Peña Gómez como un demócrata a carga cabal, un apasionado defensor de la libertad y respetuoso de las ideas ajenas. La siguiente cita, sobre el papel y la razón de su partido, ilustra acerca de su concepción de la democracia, “La misión futura del PRD es complementar las libertades públicas y civiles con la práctica de los derechos económicos, sociales y culturales, sin los cuales ni existe ni puede existir la democracia social”. Por años sostuvo dramáticos enfrentamientos con las personas con que más estuvo estrechamente vinculado en política: El Prof. Juan Bosch, su maestro y Jacobo Majluta, su entrañable compañero y compadre. Muy poco o casi ninguno de los políticos dominicanos sufrieron tantos ataques políticos y personales como el Dr. Peña Gómez.
Los primeros se centraron en tratar de negar su nacionalidad dominicana, atribuyéndole procedencia haitiana de manera peyorativa. Los otros buscaron presentarlo como traidor de su amigo Majluta, de haber sido agente del Central de Inteligencia Americana (CIA), de mantener nexos políticos extranjeros corruptos, especialmente de la corriente socialista y, quizás la más grave, de una incierta vinculación en una de sus campañas políticas. De todas las acusaciones, la figura de Peña Gómez emergió Victoriosa.
Ni el General Gregorio Luperón, ni el dictador Ulises Heureaux, fueron blanco de tantos ataques e injurias por el color de su piel. El racismo, en las tres ocasiones que se presentó como candidato presidencial. Nadie cultivó como él las relaciones internacionales, ya sea en Latinoamérica como en la antigua Europa.
Líderes europeos y latinoamericanos de la talla de Francois Miterrand, Felipe González, Mario Soare, Billy Brand, Bettino Craxi, Olof Pame, Tomás Borge, Carlos Andrés Pérez y Rubén Berrio, entre otros connotados líderes, lo distinguieron con su amistad y reconocimiento.
En medio de la “guerra fría” y cuando pocos políticos se atrevían a visitar a Cuba, Peña Gómez lo hizo y se entrevistó con el líder revolucionario Fidel Castro.
En 1983 fue electo Presidente del Comité Latinoamericano y Vicepresidente Mundial de la Internacional Socialista, entre otras.
El domingo 10 de mayo del 1998 quedó marcado en la historia dominicana como día triste de recordación, por el fallecimiento del Máximo Líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Doctor José Francisco Peña Gómez. La muerte sorprendió al político e intelectual dominicano a os 61 años de edad, en su casa de Cambita, San Cristóbal, lugar que había escogido como residencia permanente; uno de sus anhelos era vivir en el campo, amaba la naturaleza, las aves, los animales y sobre todo la tranquilidad.
Ese domingo, el entonces candidato a síndico de Santo Domingo no se sintió bien y pidió a su esposa, Doña Peggy Cabral (hoy viuda de peña), que lo representada en un acto a que debía asistir en San Cristóbal, dentro de las actividades de campaña organizadas por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en esa localidad.
El Doctor Peña Gómez, operado dos veces de cáncer estomacal, murió a causa de un edema pulmonar, en presencia de varios compañeros de partidos y de sus médicos y amigos, los doctores Frank Joseph Thomén y Radhamés Rodrígue, quienes le asistieron ya que Thomen, quien había sido llamado para consultarlo sobre una medicina que debía tomar. No hubo mucho que hacer cuando le sobrevino el edema pulmonar al Doctor Peña Góme, expiró a las 10:15 minutos de la noche, según informaron sus médicos.
Desde ese instante la casa fue inundada por los compañeros, dirigentes y amigos del líder político, quienes, aunque eran consciente de que su vida estaba mediatizada por el cáncer que le afectó por casi cinco años, no pensaban que iba a morir tan rápido.
Cuando el juicio sereno de la historia emita su veredicto, Peña Gómez, de seguro ocupará un sitial entre los grandes patriotas dominicanos de todos los tiempos.
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